Para poder encarar el tema de recursos naturales, debemos tener presente que somos sujetos de derecho. Por esa razón, deberemos abordar esta temática. Muchas veces hablamos de sustentabilidad y de pensar en las futuras generaciones. Esa es una de la razones. La otra, tiene que ver con la presión que ejercen los medios de comunicación. En algún momento, hablaremos de calentamiento global, recursos, biosustentabilidad, 5Rs, etc. Para ello, en necesario comprender que somos sujetos de derecho, o no somos.
Sujetos de derecho
Las veces que hablamos de algo, directa o indirectamente, estamos hablando de lo contrario. Es muy sutil la diferencia, pero podemos analizar las cosas desde esta perspectiva. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que tenemos, y viendo o considerando la ausencia de esas cosas, tal vez podamos apreciarlo.
El término sujeto derecho es producto de la humanidad y surge con el objetivo de atribuir prerrogativas (derechos) y deberes (obligaciones) a la persona humana y diferenciarla de los no sujetos de derechos, como los animales no humanos. Esto significa que al referirme al sujeto de derecho, de manera comparativa, del otro lado no hay NADIE. Cuando hablamos en estos términos, podemos decir que somos personas, que tenemos derecho a nuestra identidad, que somos “alguien” y que todas nuestras acciones tendrán consecuencias, por el simple hecho de tener derechos y obligaciones. Si miramos para el otro lado, sólo hay un NO SOY.
Existen dos tipos de sujetos de derecho: individual y colectivo. Dentro de los individuales encontramos al concebido y a la persona natural; dentro de los colectivos, a la persona jurídica y al ente no personificado.
Cuando somos sujetos de derecho, somos personas y por ende somos individuos de la sociedad con todos los potenciales para relacionarnos de manera efectiva. Esto es así porque dentro de la sociedad podemos desarrollar nuestra personalidad, lo cual configura nuestra identidad. Todos nosotros somos únicos e irrepetibles. Ocurre que al relacionarnos en la sociedad, adquirimos diferentes comportamientos, ya que se manifiesta lo social, de decir, las relaciones y el fruto de las mismas. Significa esto que solos somos de una manera, pero en grupo puede ser completamente distinto. Todas las personas tenemos intenciones, y en la suma de personalidades, algunas intenciones se amplifican y otras se postergan. Mientras apreciamos esto dentro del marco del derecho, solo vemos que del otro lado el que no es sujeto de derecho, ESTÁ SOLO.
Una persona sin derechos, no tiene obligaciones; está fuera del sistema, y vive en una situación de total injusticia. No es nadie, no es y está solo. Deja de ser o directamente no es persona natural, por lo que no puede hacer lo quiera, no es libre, no se puede asociar, no puede ser autónomo y corre el riesgo de la despersonalización. El ejemplo más claro es el de la vulnerabilidad de un ser un humano por el cual nadie va a reclamar...
Todas las personas podemos hacer cosas, ejerciendo nuestros derechos y obligaciones. Gracias a esto, todas las cosas que hacemos, son a título personal: buscamos trabajo, estudiamos, vamos al médico, nos relacionamos con amistades o formamos pareja con la persona que nos gusta. Eso significa que al hacer cosas, garantizamos el cumplimiento de los derechos y la obligaciones; siempre y cuando lo que hagamos no sea matar, robar y destruir (y todos sus derivados). Cuando somos personas, al menos en palabras, hay justicia.
Todas las personas, de acuerdo a cuestiones de responsabilidad y edad para entender las consecuencias, podemos desarrollar organizaciones. En estos casos actuamos de manera conjunta, de acuerdo a una personalidad jurídica, donde no podemos hacer lo que nos venga en gana sino respetando decisiones conjuntas. Así es como formamos sociedad civiles, mercantiles, ONGs, y empresas públicas. También podemos encontrar fundaciones, corporaciones, entidades autárticas, municipios, e incluso el Estado Nacional.
La pregunta es cómo hacemos para pasar del no derecho al derecho. ¿Cómo logramos que nadie, un no soy, y un solo pasen a ser miembros de la sociedad? Aparecen en este contexto los “derechos humanos”. Ejemplos de estos son: tu identidad, ser miembro del Estado (que no es el gobierno de turno), tu educación, tu trabajo o tus posibilidades de conseguirlo o generarlo, y TU SALUD entre otros derechos. Desde ya, falta algo para que la imagen esté completa. Ese algo es LA LEY. Todos nosotros estamos atravesados por la ley. Gracias a ella, una persona en situación de calle, tiene derechos y no se vuelve invisible su situación. Nombro esta vulnerabilidad, pero sin duda hay otras: infancias que transcurren en la calle, adicciones, falta de trabajo, cuestiones ambientales (empresas que contaminan el ambiente), una casa donde vivir, cuestiones de género, situaciones de violencia intrafamiliar, etc. Por supuesto que la ley no simpre se cumple, pero si así fuera, sería la garantía de todos SEAMOS y nadie quede expuesto a situaciones de injusticia.
Existen organizaciones que están formadas por personas que no tiene más relación que la estrictamente comercial (por así decirlo). Son entes no personificados. Los entes no personificados son un conjunto de personas jurídicas, es decir agrupaciones (no organizaciones) con un fin en común. Son sociedades en donde los asociados no son fáciles de identificar. Generalmente se trata de consorcios como por ejemplo autopistas del sol. Son generalmente espacios en los que podemos encontrar personas de diferentes orígenes, coincidiendo por cuestiones económicas. Estos entes no personificados requieren de contratos muy puntillosos, ya que los intereses individuales pueden jugar malas pasadas. Muchas veces suelen convertirse en sociedades secretas y en la historia algunas de ellas se denominaron mafias.
El ente no personificado es una figura que nace en Italia en el período de entreguerras y consiste en un contrato de colaboración y auxilio o de cooperación económica (su naturaleza es esencialmente mercantil). Y es una estructura difícil de regular.