sábado, 18 de septiembre de 2021

El suelo

El suelo constituye el sustrato sobre el cual crecen y desarrollan sus actividades los organismos terrestres. La composición del suelo determina su capacidad para retener agua y la disponibilidad de los minerales que las plantas necesitan. Al incidir en gran medida sobre el desarrollo de los vegetales, lo hace también en el resto de los organismos que dependen de ellos. Además, para muchos animales, el suelo es un recurso indispensable, pues construyen en éste sus refugios.

Las relaciones existentes entre el suelo, el clima y los seres vivos son muy complejas. La composición del suelo puede ser un factor determinante del tipo de plantas que crecen en un ambiente, a su vez, la presencia de esas plantas condiciona la composición del suelo. El clima, por otra parte, no solo incide en forma directa sobre la distribución de los organismos, sino que también lo hace indirectamente a través de la influencia que ejercen en la estructura y composición del suelo. A su vez, la presencia de los seres vivos en un ambiente dado influye sobre sus condiciones climáticas.
El suelo está compuesto por materiales provenientes de la roca madre, minerales originados por las transformaciones químicas y biológicas que ocurren continuamente en éste, materia orgánica en descomposición (detritos), aire, agua, raíces, microorganismos, y pequeños invertebrados.
Los suelos llamados jóvenes son aquellos que se están formando a partir del afloramiento de una nueva roca que surge, por ejemplo, de una erupción volcánica. La acción del clima y del agua subterránea causan la meteorización (disgregación de los materiales de la roca madre). Esto favorece la colonización por parte de los seres vivos, cuya presencia introducen nuevas transformaciones. Los suelos maduros, qué albergan una comunidad más o menos estabilizada, se mantienen en un equilibrio dinámico con un flujo continuo de materiales, tanto debido a los seres vivos como por influencia del agua y del viento.

La acción de muchos de los microorganismos del suelo aporta gran parte de los minerales que las plantas necesitan para la síntesis de sus biomoléculas y para La regulación de los procesos vitales. Estos minerales indispensables, cómo el fósforo, el nitrógeno, el potasio, el calcio, el magnesio, el azufre y otros, se encuentran en el suelo en forma de iones disueltos en el agua, y de esta manera, ingresan a los vegetales a través de sus raíces. Es por eso que la variación en la humedad del suelo modifica la disponibilidad de nutrientes.






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